Sobre los que mandan de verdad: Inside Job

Publicado el 22 de abril de 2011 a las 21:53


Había oído hablar (muy bien) de Inside Job, el oscarizado documental en el que se relatan los entresijos de la crisis financiera de estos años. Lo cierto es que ha conseguido superar mis, ya de por sí altas, expectativas. Y lo ha hecho no sólo por explicar paso a paso y con total claridad los desencadenantes de la crisis, sino por cómo pone rostros, nombres y apellidos a aquellos que no sólo estaban detrás de las operaciones de ingeniería financiera causantes últimas de la caída de los mercados y la ruina de tanta gente, sino que además se han lucrado de una manera inimaginable con todo ello. Por cómo señala a los que mueven los hilos de un mundo que a todos, por lejano, nos resulta desconocido. Hombres y mujeres capaces de ganar en un sólo año 400 millones de dólares. Personajes que, en definitiva, parecen dictar con sus decisiones, con sus inversiones, con sus apuestas, el destino de todos nosotros.

Durante las casi dos horas de película desfilan por la pantalla las principales figuras del mundo de la banca de inversión y de la economía en general, poniéndose de manifiesto las intrincadas relaciones existentes entre políticos, grupos de presión e incluso académicos con la industria financiera. Para deleite del espectador, los periodistas hacen bien su trabajo y no dejan títere con cabeza por el camino.

Termino esta entrada con las últimas frases del documental, toda una declaración de intenciones que suscribo totalmente (perdonad si hay algún errorcillo en la traducción).

Durante décadas el sistemas financiero de EEUU fue estable y seguro. Pero algo cambió. La industria financiera le dio la espalda a la sociedad. Corrumpió nuestros sistema político y hundió a la economía mundial en la crisis. Con un coste enroem evitamos el desastre y nos estamos recuperando. Pero las personas e instituciones que causaron la crisis siguen en el poder. Y eso necesita cambiar. Nos dirán que les necesitamos. Y que lo que hacen es demasiado complicado para que lo entendamos. Nos dirán que no volverá a suceder. Gastarán miles de millones combatiendo la reforma. No será fácil. Pero hay algunas cosas por las que merece la pena luchar.

Amén.