Paranoias de uno de investigación. O por qué Alemania tiene ventaja mañana

Publicado el 6 de julio de 2010 a las 18:01


A veces tengo la sensación de que los que nos dedicamos al análisis intensivo de datos acabamos transtornados; esa búsqueda continua de patrones ocultos, de tendencias que apenas comienzan a emerger y de movimientos y dinámicas de mercado imperceptibles, termina por engancharnos, de modo que a cualquier información que llega a nosotros, por insignificante o intrascendente que pueda ser, le buscamos (y encontramos) el sexto pie.

Sólo así puedo explicar la charla de esta mañana con un compañero. Como no podía ser de otra manera, comenzamos comentando el partido de España del sábado. Hasta ahí todo normal. Torres sí, Torres no. Capdevilla jubilación. Lo dicho, nada extraordinario. Hasta que de alguna manera me sorprendí analizando la ventaja competitiva que suponía para Alemania el que el patrocinador de su campeonato local sea Adidas y no, como en el caso español, Nike. En efecto, al ser el fabricante de las tres bandas el proveedor de balones en la Bundesliga los germanos han tenido la oportunidad de conocer de primera mano el polémico Jabulani, ese artefacto diabólico que ha sido incluso objeto de estudio de la NASA. Las críticas que ha recibido el modelo de Adidas han sido muchas, pero nunca desde el lado alemán. Simple: llevan jugando con él desde hace meses y se presupone que a estas alturas lo tienen más que dominado. Quizá ese sea el motivo, o al menos uno de los factores, que explique el excepcional desempeño del combinado germano a lo largo del campeonato. Desde fuera, al menos, sí da cierta sensación de que el maléfico Jabulani parece obedecerles algo mejor que al resto.

En cualquier caso, lo que me llama la atención es que no recuerdo haber escuchado ni leído ningún comentario al respecto estos días en canales de prensa deportiva, lo cual, teniendo en cuenta que llevan un par de jornadas llenado horas de emisión y páginas con los más nímios detalles que rodean al próximo partido, me lleva a concluir que quizá sólo mentes alineadas como las nuestras pueden llegar a terceras derivadas como ésta de manera espontánea.

Puede que haya llegado el momento de que empiece a preocuparme un poco.