MBWA o cómo aprender de un general

Publicado el 7 de junio de 2010 a las 15:57


A principios de los ochenta el gurú de técnicas de management Tom Peters lanzó el concepto de MBWA – Managing by Wandering Around. En castizo, algo así como la «gestión de equipos a través del pasilleo».

El plantemiento, simple: la alta dirección obtendría mayores beneficios si interactuase con asiduidad con sus empleados en lugar de aislarse en su lujoso despacho de muebles de diseño. Bajo este prisma,  tanto la comunicación informal como el contacto directo, personal, deben convertirse en canales clave de relación con el equipo que posibiliten al directivo conocer de primera mano las impresiones, inquietudes, necesidades, iniciativas y aspiraciones de sus colaboradores.

Aunque el concepto de MBWA surge formalmente en Hewlett-Packard, no era ni mucho menos algo nuevo:  el general Eisenhower es un ejemplo de que ya se venía utilizando profusamente. Ike, en concreto,  solía reunirse frecuentemente con sus tropas y razonaba así sobre esta práctica:  

«A veces, he recibido de mis amigos el consejo de que corte mis visitas a las tropas. Ellos lo formulaban diciendo que, dada la gran cantidad de hombres que dependían de mí, yo sólo podría hablar personalmente con un porcentaje pequeñísimo. Por esta razón, ellos argüían que yo estaba sencillamente cansándome sin conseguir ningún resultado significativo en lo concerniente a la totalidad del ejército. No estoy de acuerdo con esto. En primer lugar, yo sentía que, hablando constantemente con los hombres alistados, obtenía impresiones precisas sobre el estado de sus mentes.. Les hablaba de cualquier cosa, mientras continuaba consiguiendo que el soldado me fuese contestando.

Yo sabía, por supuesto, que la noticia de mi visita a unos cuantos hombres de una división se extendería rápidamente a toda la unidad. Pensaba que esto invitaría a los hombres a hablar con sus superiores y creía que este hábito promovía la eficiencia. Entre la masa de hombres que llevan un rifle hay una gran cantidad de inventiva y de iniciativa. Si los hombres pueden hablar a sus oficiales con naturalidad y sin reservas, los productos de su inventiva se hacen accesibles a todos. Además, este hábito aumenta la confianza mutua, un sentimiento de camadería que es la esencia del espíritu de un cuerpo. Un ejército temeroso de sus oficiales nunca es tan bueno como uno que confía en sus líderes»

Y tu jefe, ¿es de los que pasillean o de los que se encierran en su confortable despacho?

PD: Post basado en una de las lecturas del módulo de Dirección de personas en las organizaciones del PDD del IESE.